Entrevista de la Asociación Aragonesa de Escritores a José Ángel Monteagudo


Hoy ha salido publicada en el Blog de la Asociación Aragonesa de Escritores una divertida entrevista que le ha hecho la directora y coordinadora del mismo, Angélica Morales, al escritor José Ángel Monteagudo.

Seguro que vais a disfrutar de la misma y conoceréis aspectos desconocidos del autor que os sorprenderán. A continuación os la ofrecemos.
ASOCIACIÓN ARAGONESA DE ESCRITORES
ENTREVISTA A JOSÉ ÁNGEL MONTEAGUDO
Por Angélica Morales



1-. Así que infancia con los Salesianos, ¿tiene usted alma de mártir? ¿O es que para ser rebelde es necesario abrazar antes una fe de quita y pon?

En realidad toda mi vida estudiantil, excepto la etapa universitaria, anduvo rodeada de curas y monjas; preescolar en las Josefinas, EGB y FP en Salesianos Zaragoza. Uno puede ser rebelde por muchas o por ninguna causa (como el Dean), no creo en la fe como la primera virtud teologal que defiende la iglesia sino más bien la tomo como la acepción de confianza; por eso mi fe no es de quita y pon, sino íntegra en todo aquello que realizo. La misma adolescencia en la mayoría de los casos es la rebeldía pura y así me la tomé yo. También le diré que los curas Salesianos que yo conocí eran de otra pasta que la del cura retrógrado e inquisitorial que suele habitar en muchas sotanas, y si le digo la verdad las únicas tortas que vi en clase y los reglazos que un servidor llevó en las manos fueron de profesores seglares.
También le digo –ya en FP– que quedaba raro escuchar el “Salve” de La Polla Records, y andar a vueltas en un colegio de curas. Creo que al final los extremos se necesitan.

2-. Nos comenta que en su juventud se decantaba por las lecturas imposibles, ¿lo hacía por voluntad propia o para fardar ante sus amistades?. Haga memoria y comparta con nosotros algunos de aquellos libros seductores.

Nunca me costó leer. Cogí el hábito muy temprano y, además de los tebeos de toda la vida (me encantaba el guerrero del antifaz, que aún hoy debe andar combatiendo el mal y a los infieles por Afganistán adaptándose a la época), y los libros clásicos de Verne, Blyton, etc, leía una enciclopedia de apartados (¿Dime por qué?, ¿Dime dónde está?, ¿Dime como funciona?..) que me encantaba y nutría mis ansias de aprendizaje. Empecé a leer clásicos de toda la vida, pero un libro que me cambió de verdad la visión fue “El otro árbol de Guernica” de Luis de Castresana, un libro autobiográfico poco conocido pero que fue Premio Nacional de Literatura por los años 50 y trataba de un grupo de niños vascos trasladados a Bélgica durante la guerra civil, que cuentan sus tribulaciones y vicisitudes. Lo leí con 10 años y comenzó a llevarme a otras lecturas, a interesarme por la historia e intentar comprender –o más bien aprender– que significaba la política, que era aquello de las izquierdas y las derechas.

3-. Ganador de un concurso de guitarra clásica. No me lo imagino a lo Paco de Lucía, fíjese. Ya que estamos en danza musical, confiésenos uno de sus mitos.

Aquello fue corto, tenía 8 ó 9 años (iba a 4º de EGB) y en sólo un año de clases gané el Mª Auxiliadora de mi categoría que se celebraba en el antiguo teatro del colegio Salesiano –donde actualmente están las aulas más nuevas–. A partir de aquello no sé que pasó pero perdí interés y lo dejé, a pesar de la insistencia de mi madre. Mi madre siempre se interesó por los aspectos culturales y es la que me inoculó el gusto por la lectura.
Musicalmente tendría que llenar dos folios para quedarme contento con mis referencias –más que mitos– musicales. He navegado de los Clash a Tchaykowski –como dice Gaeto Mundó en su biografía al desuso– pasando por Boney M, Dr. Feelgood, Stray Cats, Rosendo o Manzanita, escuchado los más terribles grupos punk y hardcore con el pop al uso, grupos heavies, rockers… de todas clases y colores. Fuimos una generación que no le hicimos ascos a ningún tipo de música porque nos tocó una época dorada en la que conocimos a los artistas anteriores y coincidió con la madurez creativa de los grupos del momento (muchos españoles) ahora míticos. Eso sí, siempre me gustó el punto de calidad de las letras por eso adoro a autores como Serrat, Santiago Auserón (Radio Futura), Sabina…

4-. Afirma usted que hubo un tiempo en que se hizo ferviente seguidor de una religión con nombre de boa tropical "Arconadista". ¿A qué Santico le rezaban ustedes? Arroje luz a nuestra ignorancia.

Evidentemente a San Arconada, el mejor portero del mundo por siempre jamás. El único Santo al que he visto, en directo y con mis ojitos, volar a lo infinito, parar lo imposible (aunque por una debilidad allá en París lo clavaron en la cruz del fallo los vocingleros mediáticos deportivos), amar a unos colores (los de su equipo de siempre) por encima de otros (los del dinero), y ser una persona íntegra a pesar de feroces campañas y ataques a su persona. Este sí que fue un mito de nuestra generación y tenemos como deber reivindicarlo en estos tiempos tan mediocres en todo, sobre todo en el “fúrbol”, este “fúrbol” de millones, influencias, camisetas vendidas, sociedades anónimas deportivas (malgastadoras e interesadas), y conversaciones “catedráticas” de barra de bar. Es lo que toca, nuestros abuelos eran de Ramallets, nuestros padres de Iribar, y nuestros hijos son de Iker –el Casillas, no el iluminado de los fantasmas–, nosotros éramos de Arconada. Los guantes de portero eran parte fundamental del equipo diario, junto a los libros, me los enfundaba y al patio a batallar, digo… a parar. Arrasábamos en los equipos de fútbol y a los 14-15 años quedamos campeones de Aragón de escolares.
A los 10 u 11 años yo creía que Arconada era un Dios, luego comprobé que estaban invertidos los factores; Dios era Arconada.
Je, je, creo que me he pasado un poco.

5-. Sin duda es usted una cajita de sorpresas, o un maletín de sport Billy, no sé. Háblenos de su momento "Punk". Amén de la revolución musical y estilística, ¿hubieron cambios en sus gustos literarios?

Pues le diré que sí. Estamos hablando de los 15 a los 20 años, más o menos. Pasé de la lectura meramente narrativa en la que había leído a los clásicos más clásicos; Baroja, Sender, Poe, Dumas, Bécquer, Cela, Valle Inclán, Cortazar, etc., a devorar libros de historia (de Aragón y España, medievales, la guerra civil, el franquismo, la transición…), de movimientos sociales y obreros, de arqueología… lecturas que me sirvieron posteriormente para cursar la Carrera de Historia.
Formar parte de los grupos musicales aumentó mi capacidad a la hora de desarrollar un poco más las letras y adaptar la métrica a los estilos musicales.

6-. También ha coqueteado con la radio en un programa que se llamaba "Sobremesas jamaicanas". ¿Qué tal se le daba el directo?

Eso fue una etapa muy concreta (1987). Tenía 17 años. Se hicieron unos cursos de radio en la Casa de Juventud del Casco Viejo y a raíz de eso se montó una radio pirata; “Onda Vorde”. No tengo ni idea de cómo llegamos a parar allí, supongo que conoceríamos a alguien en los ambientes que nos movíamos y fuimos a una Asamblea (allí todo funcionaba por Asamblea aunque la mitad de los asistentes no hacían ni caso) en la que tras explicar nuestras intenciones, dieron el visto bueno y comenzamos a emitir el programa. Empezamos un amigo (“Zapa”) y yo, aunque al final todo el mundo (demás amigos, compañeros de clase…) se apuntaba a venir, hasta un cura del colegio nos escuchaba todos los miércoles (para que veas tú según con qué curas). Pagábamos una cuota mensual, el “estudio” era una vieja buhardilla del Casco Viejo (calle Temple, si no me falla la memoria) y frente a la mesa de mezclas había un cartel con instrucciones de cómo huir por los tejados a la casa contigua si llegaba la policía (la controvertida y macarral UVE, los de mi edad ya saben de que hablo). Al final vino de verdad el lobo, digo la UVE, y desmanteló el equipo. Cogimos algo de soltura para expresarnos y lo pasamos verdaderamente bien.

7-.Eso de que participó en la "Quebrantahuesos", ¿es verdad o un cuento de calleja?

Tan cierto como que me está entrevistando. Siempre me ha encantado el ciclismo y la bici me servía para evadirme y hacer deporte. Era el contrapunto perfecto para los excesos del lado roquero, una forma de cuidarse un poco y no pasarse.
La famosa “Quebrantahuesos” fue en el 98, cuando “sólo” participaban 3500 personas (hoy día creo que son 10.000) y yo tenía 15 kilos menos en el cuerpo. Fue una etapa de tranquilidad, ya había pasado el furor roquero y me dedicaba más a mis labores literarias y a mi carrera universitaria. Fue un objetivo que me propuse y lo terminé a base de muchos kilómetros recorridos durante todo el año de preparación (¡más de 10.000 kilómetros, hice ese año! Sí, no sobra ningún cero) Tampoco perdonaba las noches con los amigos, pero cuando comenzabas a subir un puerto te recordaba todos los cubatas y cervezas de la noche anterior de forma inmediata e inmisericorde, por lo que decidí controlar la ingesta de brebajes. ¡Qué crueles son las rampas de los puertos de montaña!

8-.Dice que en sus inicios literarios se decantaba usted por los relatos "Sádico-líricos". ¿El orden altera su producto?

Relatos sádico-líricos fue una serie de historias que escribía para que lo leyeran los compañeros de clase. El protagonista era un tío macarra que se metía en mil historias surrealistas y, a su vez, reflexionaba sobre la vida, el mundo… Le puedo asegurar que el orden no alteraba el producto de ninguna manera. Era una época efervescente, cada uno hacía lo que le gustaba, los que dibujaban genial hacían tebeos a los que poníamos el guión, otros organizaban lecturas, otros les tiraba la fotografía, íbamos a conciertos y actos diversos, montábamos nuestros grupos musicales y actuábamos en cualquier sitio…

9- ¿Y de su vena poética, cuándo hablamos?

Pues, ya mismo. Me encanta la poesía, siempre leo algo de poesía, me evade de una forma emocionante y rápida cuando encaro la lectura de algún poemario. Tengo toda la biblioteca poética en el salón de casa, y a veces llego de trabajar y sin cambiarme, me siento en la silla más cercana y releo algún poemario que pillo a mano. Me encantan los clásicos (Machado, el 27, Hernández, simbolistas…), más que los modernos, pero no le hago ascos a ninguno. Bueno… excepto a los poetas de pacotilla, a los ridículos, a los que exponen su verborrea mental inconclusa creyendo que el lector es tonto, además de engañarse ellos mismos. A los que se creen que colgando cuatro pajas mentales en un blog y que les adulen o loen, se es poeta.

10-.La seriedad le permite adentrarse en las entrañas de revistas literarias y comienza la publicación de sus obras más destacadas. ¿De cual de sus criaturas se siente más orgulloso?

Nunca podemos decir de qué hijo nos sentimos más orgullosos. El primero tiene la excelencia de serlo, pero todos los demás aportan cosas igual de importantes; eso es si nos tomamos cada libro como algo serio y que, en teoría, intente aportar algo nuevo a nuestra trayectoria. Me revienta el autor que tiene que editar por sistema porque si no le escuece no estar en la pomada, y me da lástima el que lo tiene que hacer por decreto, digo, por contrato, pues carece de libertad.

11-.Pertenece a la Asociación Aragonesa de Amigos del Libro y a la Asociación Aragonesa de Escritores. ¿Tanto asociacionismo no le lleva por la calle de la amargura?

Me lleva por otras calles que me son más placenteras; la de la satisfacción de hacer algo que me gusta, la de compartir experiencias o conversaciones con gentes afines a la actividad literaria, la de conocer a otros autores y artistas del panorama cultural, etc Todas esas calles desembocan en la Plaza del Trabajo que es lo que conlleva estar asociado y participar en las actividades y programaciones.
La calle de la amargura la atravesamos cuando se trata de alcanzar la otra plaza principal, la del tiempo que necesitamos para realizar todas esas actividades por amor a la cultura, tiempo que tenemos que repartir o quitarnos de otras actividades. El tiempo es más que oro en estos tiempos que todos marchamos tan atareados y estresados.

12-. Dirige la revista literaria Barataria. Publicítese y díganos lo bien que funciona y lo maravillosos que son sus colaboradores.

Barataria es la revista de la Asociación Aragonesa de Amigos del Libro, de la que soy director desde el año 2007. Intento que sea un producto digno, de calidad, sin sectarismos ni capillicas literarias, ayudando al que empieza para que vea publicado algo de su obra y disfrutando de los colaboradores de altura y ya consagrados que participan con agrado –creo–, y con la certeza de estar editando una publicación de referencia en el ámbito literario (Barataria se edita desde el año 1991). Suelo pedir trabajos inéditos como signo de exclusividad, que sea la seña de identidad de la revista.

13- ¿Qué le queda de ese escritor genial que fue Román Ledo?

José Antonio Román fue un padre, un amigo, una enorme persona, todo un carácter, un escritor fuera de serie que no atendía a modas sino a la calidad de lo expresado, y sobre todo un gran maestro del que aprendí a afrontar “profesionalmente” un trabajo literario, a cuidar las palabras, su riqueza, saber valorarlas y usarlas.
Tuve la suerte y el privilegio de disfrutarlo, de aprender de él, y sin duda crecí como escritor de forma importante y también como persona.

14.- ¿Para cuándo un nuevo libro?

En febrero de este mismo 2010 salé a la luz un libro que he preparado junto a José Luis de Arce sobre los 100 Premios Búho que ha entregado la Asociación Aragonesa de Amigos del Libro. Un libro arduo que nos ha llevado tiempo y mucho trabajo. Espero que se note el resultado.
Después tengo un trabajo de relatos casi terminado y otro en marcha (una novela).

15-. Un deseo navideño que sea original. Ponga en marcha la imaginación.

Creo que no puedo ser nada original. Que 2010 nos traiga salud a todos; con salud afrontaremos todo cuanto nos venga.