Ha muerto un amigo, Ricardo Vázquez Prada


Esta es la noticia que nunca desearíamos escuchar, la de la muerte de un amigo, pero irremediablemente la vida desemboca en esta aparente muerte. Aparente porque Ricardo vivirá en nuestros recuerdos y sobre todo en nuestras conciencias. Hombre de cultura arraigada, humanista con toda la amplitud del concepto y la palabra, hombre amigo de sus amigos, siempre dispuesto a ayudar, a dar y aceptar consejos, enorme periodista, notable escritor, gran persona, y hombre íntegro hasta sus últimas consecuencias.

Nunca imaginé que estaría la nochebuena despidiendo a un amigo cuando todos nos felicitamos y nos deseamos salud y buenos augurios para estos días y el próximo año. Juntos llevamos adelante muchas charlas y proyectos, otras dolorosamente se han quedado en el tintero, pero siempre recordaré su fina ironia, su talante culto y afrancesado, la socarronería de vez en cuando, el humor destilado en cada una de sus conversaciones, el ser y el saber estar...


Nuestra última conversación fue pocos días antes de entrar al quirófano, a raíz de uno de sus libros que reseñé en la revista Barataria, "Un sendero entre las hayas"; " José Ángel, macho, lo has clavado. Eso mismo que escribes en tu reseña es el concepto y el ser del libro, es lo que quería expresar. Cuando quieras hablaremos sobre él en profundidad". Desgraciadamente no ha habido tiempo material. Me habló de escribir un artículo para la última revista de la Asociación Aragonesa de Escritores de la cual era director, "Imán", que se quedó en el tintero y en la que me comentó: "En la línea del que escribiste con Miguel Hernández, que es excelente" y la verdad es que no creo que tuviese tanta excelencia sino que profesábamos ambos un verdadero amor por el poeta alicantino, y por Camus, y por Poe, y por Vian... y por tantos y tantos autores que nos entusiasmaban. Y comentabamos asuntos varios respecto a las revistas culturales desde nuestra posición de directores de Imán y Barataria , revistas culturales del panorama aragonés que intentábamos llevar adelante con dignidad y calidad.
Su última colaboración, además, fue para la revista Barataria de los Amigos del Libro. Versaba sobre el escritor y su compromiso y en él deja claro que el escritor "debe comprometerse, en mayor o menor medida, con las luchas y afanes de su tiempo". Un pequeño orgullo que siempre llevaré dentro.
Y cuántas conversaciones en la noche... Hubo muchas pero recuerdo sobre todo una junto a Gracia Mosteo y Miguel Ángel Yusta en una terraza cercana a la Calle Cádiz, en Zaragoza, entre procesiones de semana santa, disertando sobre lo divino y lo humano, la religión y sus males, el ateismo profeso, la cultura y sus faltas y deberes, la literatura -amor común profesado por todos nosotros- y sus componentes, la presunción y el ego que desembocan en la falta de humildad de muchos personajes del ámbito de las letras, y sobre todo de la amistad... esa que esta noche buena (maldita paradoja) echo en falta mucho más con la pérdida de Ricardo.
Descansa en paz, amigo, allá donde te encuentres. Pero recuerda que siempre estarás junto a nosotros, tus amigos y colegas, en nuestro recuerdo perpetuo. Hasta siempre.